La sola palabra es bella en su contenido, preparación al matrimonio, es el objetivo para un conocimiento mutuo, quiero dejarme conocer y conocerte, es una escuela de respeto y responsabilidad, hemos nacido para amar y ser amados. Desde el kínder al niño o niña se le pregunta cuál es tu novio/a, ya de pequeño los adultos nos inculcan y nos orientan a que nuestra vida tiene que tener y querer a alguien, aquí diría que eso no está bien, porque el hecho que la madurez emocional no está lista para ello. Pero nos parece gracioso, inofensivo, pero estamos educando para este presente que nos dejamos llevar por lo que sentimos, sin comprometernos, ni responsabilizarnos de nuestro querer, ¡quiero y basta!, y es ¡¡ahora!!
El noviazgo me gustaría decir que es la preparación al don, tu novio/a son un don de Dios, entonces es preparase para donarse, no para poseerse, tú ni el otro son posesión de nadie, en la total libertad, no perderse, sino ser uno mismo, tampoco basta querer al otro como para comenzar un noviazgo, ser consciente que necesito ser un yo, entero, libre dispuesto a acoger al otro que amo, siendo un yo en Dios que no se condiciona, que no se pierde sino que se enriquece en el dar y recibir.
“Oyó Dios la oración de Tobías y Sara” (Tobías 3,16) El prepararse para el don, va acompañado de la oración, esta comunión con Dios, es el mejor regalo que podemos dar al otro, al cual va hacer mi compañero/a de viaje. Comenzar a rezar desde ahora por ello.
Elisa Pereyra
(Área catequesis- Sedipaj )
Muchas GRACIAS, me gusta mucho esa forma de ver el noviazgo, tambien creo q si usaramos esa mentalidad para la vida cotidiana sería muy lindo saber que amas porque quieres solo amar y no porque quieres poseer a nadie.
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